Sonido Recuerdo Antillano: la historia de cuatro décadas que marcaron al movimiento sonidero en México
Sonido Recuerdo Antillano cumple más de 40 años de historia desde CD Neza. Así nació el sonido que conquistó plazas y generaciones.
Más de cuatro décadas de cumbia, tradición y barrio llegaron a La Mejormanía, conducido por Adrián Sierra “La Bomba” para La Mejor. Desde Nezahualcóyotl para todo México, Sonido Recuerdo Antillano no solo representa un proyecto musical, sino un legado familiar que se convirtió en uno de los nombres más respetados del movimiento sonidero nacional.
El origen de Recuerdo Antillano: un sonido que nació en familia
La historia de Sonido Recuerdo Antillano comienza en 1984, cuando Jorge Mesa funda un proyecto llamado Tropical Oaxaca. Durante esos primeros años, el sonido se fue formando en el corazón del barrio, hasta que en 1990 adopta oficialmente el nombre que hoy lo identifica en todo el país.
La batuta pasó por distintos miembros de la familia Mesa y algunos locutores, consolidando poco a poco una identidad propia. Entre 1990 y el año 2000, el proyecto estuvo a cargo de Felipe Mesa, hermano de Samuel, y posteriormente colaboraron voces reconocidas dentro del ambiente sonidero, hasta que llegó el relevo definitivo.
Samuel Mesa, el heredero que cambió el rumbo del sonido
El destino llevó a Samuel Mesa, hijo del fundador, a tomar el micrófono a inicios de los años 2000. Su llegada fue inesperada: tras una gira internacional de su hermano, Samuel tuvo que improvisar como locutor, aun cuando hasta ese momento solo se encargaba de cargar y conectar el equipo.
Ese primer baile fue caótico, según él mismo reconoce, pero marcó el inicio de una nueva etapa. Con errores, aprendizaje y mucha perseverancia, Samuel comenzó a darle forma a una visión distinta, con un objetivo claro: mantener vivo el legado de su padre y llevar el sonido más lejos.
De la salsa a la cumbia: el sello que definió su identidad
Uno de los mayores retos fue la transición de estilo. El público estaba acostumbrado a un sonido más salsero y guarachero, mientras que Samuel tenía una inclinación natural por la cumbia. Inspirado por sonidos clásicos del barrio, apostó por una línea más cumbiambera, con ediciones propias que terminaron convirtiéndose en su sello.
De ahí nació la frase que hoy identifica al proyecto: “¿Quién puede con las cumbias de Jorge Mesa?”, un homenaje directo al fundador y a la manera única en que Recuerdo Antillano adapta y transforma cada tema, respetando la esencia, pero dándole personalidad.
De sonido de colonia a referente nacional
Con el respaldo constante de su padre y años de trabajo silencioso, Recuerdo Antillano dejó de ser un sonido local para recorrer distintos estados del país. San Luis Potosí, Puebla, Tlaxcala y Guanajuato se sumaron a una lista creciente de plazas donde el proyecto encontró público fiel.
León, Guanajuato, se convirtió incluso en una segunda casa para Samuel Mesa, mientras que escenarios exigentes como Puebla reforzaron la disciplina y la capacidad de adaptación del sonido, sin perder su identidad.
El verdadero secreto del éxito sonidero
Más allá del equipo, la producción o las plazas llenas, Samuel Mesa resume el éxito de Recuerdo Antillano en la humildad y la constancia. Desde pegar propaganda con engrudo hasta ver una pista llena, cada paso ha valido la pena.
Para él, la música es un vicio hermoso y costoso, pero también una forma de vida. Su única meta sigue siendo la misma desde el inicio: que la gente baile, se divierta y lleve a Recuerdo Antillano en el corazón.
Un legado que sigue sonando desde Neza para el mundo
Hoy, Sonido Recuerdo Antillano celebra más de 40 años de historia como uno de los pilares del movimiento sonidero mexicano. Lo que comenzó como un proyecto familiar en CD Neza, hoy es una referencia obligada de la cumbia urbana, demostrando que cuando la tradición y la pasión se mezclan, el sonido trasciende generaciones.