La vida de Mariana Echeverría ha estado marcada por la devoción a la virgencita de Guadalupe, pero en los últimos meses, la conductora y actriz mexicana siente que esa conexión espiritual se ha visto sacudida. Por las trágicas pérdidas que ha tenido que enfrentar de sus bebés, un doloroso episodio que ha dejado cicatrices emocionales y una sensación de abandono.
Con tan solo 39 años, Mariana ha experimentado la alegría de la maternidad con el nacimiento de su hijo Lucca, a quien considera un verdadero milagro concedido por la morenita del Tepeyac.
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Sin embargo, la búsqueda de ampliar su familia ha estado marcada por dos dolorosas pérdidas, la última de ellas ocurrida en julio de este año.
Mariana Echeverría ha tenido una maternidad difícil
La conductora compartió la noticia de su segundo embarazo con gran entusiasmo en julio, pero la dicha se transformó en tristeza cuando, días después, anunció la pérdida de su bebé, aquel que ella misma nombró como bebé arcoíris.
Desde entonces, Mariana ha enfrentado el duelo con fortaleza, pero también con una profunda sensación de desamparo espiritual.
"Yo soy muy guadalupana, soy muy fiel, muy creyente, aunque me han abandonado últimamente, pero ahí sigo con mi fe puesta en la virgencita", confesó Mariana Echeverría, evidenciando el dolor y la desconexión que ha sentido hacia la madre de Jesús, la cual se ha visto marcada por la trágica partida de sus bebés.
A pesar de la sensación de abandono espiritual, Mariana no ha renunciado a su fe y continúa buscando consuelo en sus creencias. Pues ella misma mencionó que considera a su hijo Lucca como un milagro de la virgencita de Guadalupe y mantiene la esperanza de que, con el tiempo, la misma figura espiritual pueda bendecirla nuevamente con la dicha de la maternidad.
"Mi hijo creo que es mi milagro, ya les contaré después por qué lo digo, pero mi hijo es mi 1% de milagro y ahí lo tengo", compartió Mariana, destacando la importancia y significado especial que tiene Lucca en su vida.
A pesar de los momentos difíciles, Mariana Echeverría encuentra consuelo en sus rutinas diarias de fe. El rezar y persignarse son parte de su vida cotidiana, y aunque sienta que la morenita del Tepeyac la ha abandonado, no pierde la esperanza de volver a ser madre.
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La conductora está decidida a seguir adelante y, con fe renovada, espera que el año 2024 le traiga nuevos proyectos profesionales y, más importante aún, la posibilidad de cumplir su sueño de ser madre una vez más.