En México, todos los trabajadores cuentan con dos sistemas de pensiones fundamentales: el régimen del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
Estos sistemas buscan asegurar un retiro adecuado para sus afiliados, aunque cada uno tiene sus propias reglas y requisitos.
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Requisitos para pensión en el IMSS
En el caso del IMSS, específicamente para aquellos bajo el régimen de 1997, alcanzar una pensión al 100% implica acumular al menos mil 250 semanas de cotización, equivalente a unos 24 años de servicio aproximadamente.
El monto final de la pensión dependerá de los salarios base de cotización y las aportaciones acumuladas en la cuenta individual de ahorro para el retiro. Este régimen opera bajo un sistema de Contribuciones Definidas, donde el beneficio final varía según las aportaciones y el rendimiento de las inversiones realizadas por las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES).
Por otro lado, aquellos bajo el régimen de 1973 del IMSS necesitarán un mínimo de 500 semanas cotizadas y alcanzar los 65 años de edad para obtener una pensión al 100%.
Requisitos para pensión en el ISSSTE
En el caso del ISSSTE, la Ley de esta institución, establecida en 2007, ofrece dos esquemas de pensiones: el Décimo Transitorio y los Bonos de Pensión. Para aquellos que elijan el Décimo Transitorio, aplicable a quienes eran trabajadores públicos antes de la reforma de 2007, podrán jubilarse con el 100% del último salario si cuentan con al menos 30 años de servicio, sin importar la edad.
En cambio, para los afiliados de nueva incorporación bajo la Ley del ISSSTE de 2007, el sistema de Bonos de Pensión opera de manera similar al de las AFORES. Para alcanzar una pensión al 100%, los trabajadores deben acumular un mínimo de semanas cotizadas y contar con un saldo suficiente en su cuenta individual para financiar una pensión al menos igual a la mínima garantizada.
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Ambos sistemas enfrentan desafíos importantes en el futuro, incluyendo el envejecimiento de la población, el aumento en la esperanza de vida y los niveles de empleo informal.
Se hace necesario un monitoreo constante y posibles ajustes para garantizar su viabilidad a largo plazo y cumplir con la misión de proporcionar seguridad financiera en la jubilación a los trabajadores mexicanos.