La comediante Liliana Arriaga, mejor conocida como "La Chupitos", ha compartido recientemente su diagnóstico de síndrome de Sjögren, una enfermedad autoinmune poco común que afecta la producción de lágrimas y saliva, lo que le ha generado complicaciones significativas en su salud.
Este padecimiento, cuyas causas aún se desconocen, puede derivar en graves problemas de salud, como el desarrollo de lupus y el deterioro articular. A pesar de que no tiene cura, existen tratamientos para aliviar sus síntomas.
La Chupitos es diagnosticada con síndrome de Sjögren
Tras recibir el diagnóstico, Liliana Arriaga comenzó un tratamiento intensivo que incluye medicamentos y quimioterapia oral para frenar el avance de la enfermedad. La comediante expresó su sorpresa y preocupación cuando los médicos le indicaron la necesidad de quimioterapia, un tratamiento que también se utiliza para controlar otras enfermedades autoinmunes graves.
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"Al principio me dijeron que era una enfermedad controlable, como la diabetes, pero cuando me recetaron quimioterapias pensé: ‘Esto es algo más serio’. Me aclararon que no era cáncer, pero había que atacar las células inmunes agresivas", compartió en entrevista con TVNotas.
Durante el tratamiento, Arriaga tuvo que tomar cuatro pastillas de quimioterapia cada lunes, un proceso que finalizó recientemente. Aunque el síndrome de Sjögren no es cáncer, tiene efectos similares al involucrar al sistema inmunológico, que ataca tejidos sanos.
Además de los efectos físicos, esta enfermedad ha impactado su estado de ánimo y su rutina. Actualmente, recibe tratamientos adicionales para estimular artificialmente la producción de saliva y mantener bajo control los efectos de la enfermedad.
¿Qué sucede con La Chupitos?
A pesar de las dificultades, Liliana Arriaga comenta que su salud ha mejorado levemente. Ahora, ha logrado producir un poco de saliva, aunque todavía no puede llorar de forma natural. Además, sigue en control médico cada seis meses para monitorear su estado.
La Chupitos destaca que el apoyo de su familia ha sido crucial, al igual que su fe y su trabajo en el teatro, el cual describe como una “terapia” que le ayuda a sobrellevar el proceso. “No hay cura, solo se controla, debo acudir a revisión cada seis meses. El apoyo de mi familia ha sido fundamental, y el teatro me mantiene motivada; el trabajo es mi terapia”, declaró La Chupitos.