Acceder a un crédito puede ser una opción favorable para la compra de bienes. Entre las diversas opciones que ofrecen los bancos, se encuentran las tarjetas de crédito, aunque no todos conocen su correcto uso.
El uso de estas tarjetas puede representar para muchos la oportunidad de adquirir bienes duraderos y distribuir los pagos en varios meses. Sin embargo, para otros, puede desencadenar estrés y dificultades financieras cuando las deudas se vuelven abrumadoras.
¿Puedo ir a la cárcel si no pago mis tarjetas de crédito?
Según el artículo 17 de la Constitución, nadie puede ser encarcelado por deudas puramente civiles, como las que involucran tarjetas de crédito. Alan Ramírez, Fundador del despacho de cobranza Coperva, señala que, aunque no se puede ir a la cárcel por deudas, es importante cumplir con los compromisos financieros.
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Aquellos que no paguen sus deudas de tarjeta de crédito durante más de tres meses serán registrados en la lista negra del Buró de Crédito, entidad encargada de llevar el historial crediticio.
¿Pueden embargarme si dejo de pagar una tarjeta de crédito?
Alan Ramírez explica que, aunque no es posible ser encarcelado por deudas de tarjetas de crédito, existe la posibilidad de embargo, aunque no en todos los casos.
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La Condusef afirma que ninguna persona puede ser encarcelada por deudas civiles con instituciones crediticias como bancos u otras entidades financieras.
¿Qué sucede si un despacho de cobranza me amenaza con prisión?
Cuando un despacho de cobranza amenaza con acciones legales, es importante verificar si está registrado en el Registro de Despachos de Cobranza (Redeco) de la Condusef. Además, deben seguir protocolos establecidos, como llamar en horarios adecuados y abstenerse de amenazar con llevar a la cárcel a quien no pague. Si el despacho de cobranza incumple estos protocolos, tienes derecho a presentar una queja contra estas prácticas abusivas.
¿Dónde puedo presentar una queja?
Durante el 2022, la Condusef recibió más de 42,011 reclamaciones contra despachos de cobranza, siendo las principales por créditos personales, tarjetas de crédito, financiamientos de nómina y créditos de autos.
La mitad de estas reclamaciones fueron dirigidas contra instituciones bancarias, seguidas por las sociedades financieras y las sociedades financieras populares (sofipos).