En un contexto marcado por el aumento del costo de vida, la inestabilidad laboral y el encarecimiento del crédito, el estrés financiero se ha consolidado como una de las preocupaciones más extendidas entre las familias mexicanas.
Psicólogos y economistas coinciden en que el estrés financiero aparece cuando las personas sienten que sus ingresos no alcanzan para cubrir los gastos esenciales, pagar deudas o construir un futuro estable. La presión constante puede desencadenar ansiedad, insomnio y dificultades para concentrarse, con repercusiones en el desempeño laboral y las relaciones personales.
Un problema que deja de ser “cosa de adultos”
En México, el fenómeno ya no se limita a la población mayor. Cada vez más jóvenes de entre 18 y 29 años viven con ansiedad sobre su situación económica.
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Un reporte de El Economista revela que casi el 70% de los jóvenes en ese rango de edad experimenta niveles moderados o altos de estrés financiero. Esto equivale a 16.1 millones de personas, de las cuales 6.6 millones presentan un nivel alto y 9.5 millones uno moderado. Solo uno de cada tres jóvenes reporta niveles bajos o nulos de preocupación económica.
Las cifras coinciden con los resultados de la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera del INEGI, que indica que 36.9% de la población adulta vive con estrés financiero alto y que las mujeres reportan mayor presión que los hombres. Entre los jóvenes, 28.6% se ubica en un nivel alto, una proporción cercana a la de la población adulta.
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¿Qué factores explican el aumento del estrés financiero y sus impactos en la salud emocional?
La economía de muchos jóvenes mexicanos está marcada por bajos salarios, gastos altos y deudas crecientes, lo que a veces los obliga a pedir dinero para llegar a la quincena. El acceso temprano a créditos con tasas elevadas y la inestabilidad laboral aumenta su vulnerabilidad, junto con empleos temporales y los altos costos de independizarse.
El estrés financiero también afecta la salud: reportan que 71.5% de los adultos presenta algún nivel de estrés económico, con síntomas como insomnio, ansiedad e irritabilidad.
Con un entorno económico que sigue presionando a los hogares, el estrés financiero se vuelve un desafío diario que afecta la estabilidad emocional y limita la capacidad de planear el futuro. Visibilizarlo, afirman especialistas, es clave para impulsar soluciones que alivien la carga económica de millones.
