La mañana de este día se confirmó la muerte de Abraham Quintanilla, padre de Selena Quintanilla y de A.B. Quintanilla, una noticia que conmocionó a la música latina y reavivó el legado del hombre que formó a una de las figuras más grandes de todos los tiempos. En medio del duelo, resurgió una conversación profundamente emotiva que A.B. sostuvo en el podcast de Melo Montoya, donde abrió su corazón para hablar del mejor consejo que le dejó su padre, tanto como músico como figura paterna.
Sus palabras hoy cobran un peso especial, pues retratan con claridad la disciplina, la visión y la exigencia con la que Abraham Quintanilla moldeó no solo a Selena, sino a todo el proyecto que la rodeó.
Abraham Quintanilla: la humildad y disciplina para mantener los pies en la tierra
A.B. Quintanilla recordó que la primera gran lección que su padre les enseñó, tanto a él como a Selena, fue mantenerse siempre con los pies bien plantados en la tierra. Para Abraham, la humildad no era negociable, sin importar el éxito, los aplausos o los números.
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El consejo era claro y constante: no importaba si frente al escenario había diez personas o diez mil, el show debía entregarse con la misma energía, el mismo respeto y la misma pasión. Para su padre, el público no tenía la culpa de los problemas personales del artista ni de que un evento no estuviera lleno. El escenario era un compromiso sagrado, un espacio donde el músico debía transportar al público a otro mundo y hacer que, al menos por un par de horas, olvidara sus propios problemas.
El éxito nunca era suficiente
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Uno de los momentos más reveladores de la charla fue cuando A.B. contó cómo, tras alcanzar un número uno, pensó que ya lo había logrado todo. La reacción de Abraham Quintanilla fue fría, pero contundente. Lo felicitó brevemente y de inmediato lanzó la pregunta que marcaría su carrera: “¿Lo puedes hacer otra vez?”.
Para su padre, cualquiera podía tener un éxito. El verdadero reto era repetirlo, sostenerlo y superarlo. Incluso usó a Michael Jackson como ejemplo, cuestionando cuántos éxitos había en cada disco y dejando claro que Selena merecía ese mismo nivel de exigencia, donde cada canción, del track uno al diez, debía sentirse como un sencillo.
Esa presión constante, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en el motor creativo de A.B. Quintanilla, quien reconoce que gran parte de su crecimiento artístico vino de ese empuje incansable de su padre.
Abraham Quintanilla y el dominio del escenario de Selena
A.B. también recordó cómo Abraham enseñó a Selena a dominar el escenario como nadie. Le decía que si tenía una tarima, esa tarima era completamente suya y debía utilizar cada espacio. Hoy, al ver los conciertos de Selena, ese consejo se vuelve evidente: se movía de un extremo al otro con naturalidad, sin que el público percibiera el esfuerzo, dominando el escenario con una presencia que pocos artistas han logrado.
Abraham también inculcó una lección clave sobre el trabajo en equipo. Selena era la estrella y el resto debía entender su lugar. No se trataba de protagonismos innecesarios ni de competir por atención, sino de respetar los roles para que el espectáculo brillara de verdad.
Abraham Quintanilla: Las lecciones duras detrás del éxito
Más allá del escenario, A.B. Quintanilla habló de los sacrificios que marcaron sus inicios. Viajes interminables, calor insoportable, falta de dinero, dormir en el autobús y bañarse en baños públicos antes de un show. En su momento, llegó a reclamarle a su padre por qué los hacía pasar por todo eso cuando podían llegar más tarde y evitar el desgaste.
La respuesta de Abraham fue otra lección de vida y de negocio: nunca juegues con tu dinero. Llegar temprano, instalarse con horas de anticipación y estar listos garantizaba que el promotor tuviera que pagar, incluso si algo salía mal después. Ese principio, según A.B., lo sigue aplicando hasta hoy, llegando siempre antes de lo necesario para proteger su trabajo y el de su equipo.
Tras el anuncio de la muerte de Abraham Quintanilla esta mañana, las palabras de A.B. adquieren un significado aún más profundo. No solo hablan de un padre exigente, sino de un formador de artistas, un estratega y un músico que entendía el escenario, el negocio y la disciplina como un todo.
Selena Quintanilla, A.B. Quintanilla y todo lo que fue “Selena y Los Dinos” son, como él mismo lo dice, producto de Abraham Quintanilla. Hoy, su legado no solo vive en la música, sino en cada consejo que sigue resonando en quienes aprendieron de él.
