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Tanatóloga Nora Fabela revela cómo sobrevivir el duelo y la “silla vacía” en diciembre sin culpa
La tanatóloga Nora Fabela explica cómo enfrentar el duelo en diciembre, la silla vacía y la culpa emocional en Navidad y Año Nuevo.Diciembre suele asociarse con reuniones, alegría y celebración, pero para muchas personas se convierte en el mes más pesado del año. La tanatóloga, psicóloga y psiconcóloga Nora Fabela advierte que quienes dicen “odiar estas fechas” casi siempre están atravesando uno o varios duelos, aunque no siempre lo tengan identificado. Hablar de esto sigue generando miedo, silencio y culpa, justo cuando las emociones se intensifican.
Invitada en el podcast Mamá con Tenis, la especialista explicó por qué las fiestas decembrinas remueven tanto y qué herramientas pueden ayudar a atravesarlas sin forzarse a “estar bien”.
¿Por qué diciembre duele más: cierre de ciclos y ausencias?
De acuerdo con Nora Fabela, diciembre es emocionalmente complejo porque se juntan varios factores. El primero es el cansancio acumulado de todo el año o de procesos largos que se vienen cargando en silencio. A esto se suma el cierre simbólico de ciclos: la mente entra en modo evaluación y aparecen preguntas sobre metas no cumplidas, relaciones rotas, cambios físicos o planes que no se concretaron. Esa sensación de “no logro” pesa más en estas fechas.
El tercer punto tiene que ver con la unión. Diciembre invita a reunirse y es justo ahí donde la ausencia física se vuelve más evidente. La llamada “silla vacía” confronta a muchas personas con la pérdida de alguien que ya no está, lo que lleva a cuestionarse si se tiene derecho a celebrar o si “hay algo que festejar”. La experta subraya que el duelo es completamente individual y que incluso dentro de una misma familia se vive de formas distintas, por lo que el respeto es fundamental.
El kit emocional: la clave para atravesar las fiestas sin culpa
Para enfrentar un diciembre distinto, Nora Fabela recomienda crear un kit emocional personalizado, entendiendo que lo que ayuda a una persona puede no funcionar para otra. La base de este kit es decidir con anticipación cómo se quiere vivir la fecha: asistir o no a reuniones, celebrar en casa o simplemente descansar.
Una herramienta central es el llamado aviso emocional, que consiste en comunicar a las personas cercanas que se está atravesando un proceso sensible y qué se necesita en ese momento. Poner este límite evita preguntas incómodas y reduce la presión social de aparentar bienestar.
Si se decide acudir a reuniones, es importante tener un plan alterno para retirarse si la emoción rebasa. Saber cómo irse, a qué hora y sin explicaciones largas puede marcar la diferencia. También es clave permitirse sentir: llorar, hacer pausas o quedarse en casa no es un fracaso, sino parte del proceso. El duelo solo se sana cuando se vive, no cuando se evita.
Duelos que también pesan en Navidad y casi nadie nombra
La tanatología moderna ya no se limita a la muerte física. En diciembre también se activan duelos por divorcios, separaciones familiares y primeras Navidades sin mamá o papá juntos, tanto para hijos como para adultos que llegan solos a casas que antes estaban llenas.
También existe el duelo por metas no alcanzadas. No cumplir propósitos genera una sensación de pérdida que suele minimizarse, pero que duele. La recomendación es cambiar la exigencia por intención y agradecimiento por lo que sí se logró. Incluso la ausencia de una mascota, parte fundamental de la familia, puede detonar tristeza en los rituales decembrinos.
Honrar sin culpa y sanar sin fingir
Para honrar a quienes ya no están, Nora Fabela propone hacerlo desde la vida. Recordar a través de olores, sabores, música o tradiciones permite nutrirse de la presencia que sí existió. Fingir estar bien frente a los hijos no es sano; ellos necesitan verdad, explicada de forma amorosa y acorde a su edad.
Disfrutar sin culpa es posible, pero requiere llegar a la aceptación, la última etapa del duelo. También implica trabajar el perdón hacia uno mismo y revisar la culpa, que muchas veces está sostenida por expectativas sociales. Hoy se sabe que los duelos no se cierran de forma definitiva y pueden reactivarse en distintas etapas de la vida.
Entender esto no solo alivia, también permite vivir diciembre con más compasión, menos exigencia y mayor cuidado emocional.