Una de las historias de amor que más han dejado huella no solo en el mundo del espectáculo, sino también en el corazón de sus miles de seguidores, es la de dos exponentes más importantes de la música mexicana, José Pascual Antonio Aguilar Barraza, conocido como Antonio Aguilar, y Guillermina Jiménez Chabolla, apodada Flor Silvestre, que incluso ha servido de inspiración entre los mexicanos. Su unión, marcada por casi medio siglo de matrimonio, resistió los desafíos del destino, solo para ser separada por la implacable mano de la muerte.
¿De qué murió Antonio Aguilar?
El 19 de junio de 2007, El Charro de México, a los 88 años, perdió la batalla debido a una neumonía luego de luchar durante 14 días contra una infección pulmonar en la Ciudad de México. Este trágico suceso sumió en un profundo dolor a su amada esposa, como revela su nieta, Majo Aguilar, en una emotiva entrevista.
Durante la exclusiva, la prima de Ángela Aguilar compartió cómo su abuela enfrentó el duelo tras la partida de su pareja. La ausencia de él dejó un vacío insondable en la vida de Flor Silvestre, quien encontraba consuelo en mantener viva la presencia de su compañero en cada rincón de su hogar. En el vehículo que solían compartir, las fotografías de Antonio adornaban la visera parasol, mientras que el aroma de sus lociones llenaba el aire.
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"Cuando mi abuela por fin aterrizó en su recámara, sin él, con su sillón, fue muy fuerte para ella, sin embargo, vivió muchos años, lo tenía en todas partes y eso le ayudó mucho".
La presencia del cantante era palpable en cada espacio que compartieron, desde el sillón que solían ocupar juntos hasta el hogar en el Rancho El Soyate, en Zacatecas, que llenaron de recuerdos. Majo reveló cómo su abuela se aferraba a esos recuerdos compartidos, negándose a retirar el sillón donde solían sentarse, incluso después de tres años de su partida.
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"Ella pone (sobre el sillón), un pantalón, una camisa y unos zapatos (de mi abuelo), no se quitó el luto, o sea el negro, hasta tres años después de que murió mi abuelo, su compañero de vida absoluto, lo que la hizo sobrevivir era hacer cosas que hacía con mi abuelito”, compartió.
La fortaleza y entereza de Flor inspiraron a su nieta, quien expresó su deseo de heredar un poco más de esa fortaleza y amor. A pesar de las dificultades, Guillermina Jiménez se levantaba una y otra vez, con gratitud y amor por la vida, enfrentando cada día con valentía.
"Ella fue una mujer que tuvo muchísimas dificultades en su vida y se levantaba, se levantaba y se levantaba, con mucha entereza, con un amor a la vida, con gratitud, me considero una mujer muy fuerte, pero sí me gustaría robarle un poquito más de fortaleza a mi abuelita", contó la intérprete de “Quiero un amor”, expresó Majo sobre la relación entre sus abuelos Flor Silvestre y Antonio Aguilar.