El 24 de septiembre de 2023, la misión OSIRIS-REx de la NASA entregó a la Tierra una cápsula que contenía aproximadamente 120 gramos de regolito carbonoso prístino del asteroide Bennu. Los primeros análisis han revelado un pasado acuoso para Bennu, sugiriendo que este asteroide podría haberse desprendido de un antiguo mundo oceánico ya desaparecido en nuestro sistema solar.
La trayectoria del asteroide, conocido como "101955 Bennu", ha sido objeto de estudio por científicos desde 1999. Ahora, después de 25 años de investigación, expertos han propuesto una solución drástica para proteger nuestro planeta: destruir el asteroide y así evitar un potencial impacto.
¿Cuándo llegará el asteroide a la Tierra?
Según un estudio publicado en la revista científica Icarus, científicos de China han informado que después de que su sonda espacial regresara de la misión en 2023, Bennu tendría una distancia de interacción con la Tierra de apenas 0.05 milímetros, lo que indica un riesgo significativo. Sin embargo, aseguran que, en caso de impactar con nuestro planeta, el asteroide no causaría una extinción masiva.
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Debido a su diámetro y peso, Bennu no generaría efectos catastróficos a escala global, aunque sí podría destruir una región entera en un abrir y cerrar de ojos. Los investigadores, liderados por Yirui Wang, Mingtao Li, Zizheng Gong, Jianming Wang, Chuankui Wang y Binghong Zhou, están desarrollando un plan de acción para tratar de destruir el asteroide antes de que pueda causar daño en 100 años.
¿Cómo será el plan para salvar a la Tierra?
Los científicos del Centro Nacional de Ciencias del Espacio de China han estimado que el impacto de Bennu contra la Tierra podría ocurrir dentro de un siglo, un horizonte temporal que brinda una oportunidad para diseñar y probar un sistema de desviación de cuerpos celestes.
El innovador plan consiste en un sistema de impacto sincronizado de 23 cohetes 'Long March' sobre la órbita de Bennu, diseñado para desviar el asteroide 9 mil kilómetros de la Tierra. Este enfoque difiere notablemente de la propuesta inicial de la NASA, que sugería que se necesitarían hasta 53 naves para desviar a Bennu de su curso.