En un descubrimiento sorprendente, científicos de las universidades de Lund en Suecia y Eötvös Loránd en Hungría reveló una nueva habilidad en los perros: pueden detectar calor con su nariz. Aunque ya eran conocidos por su excepcional sentido del olfato, este hallazgo añade una nueva dimensión a sus capacidades sensoriales.
Los perros son una especie social y versátil, con una historia de domesticación que se remonta a unos 15,000 años. Han acompañado a los humanos en diversas tareas como la caza, la guardia y el pastoreo, y su extraordinario olfato les ha permitido desempeñar roles cruciales en la seguridad, el rescate y la asistencia.
El descubrimiento del "sexto sentido" canino
El estudio, publicado en la revista Scientific Reports, se centró en la capacidad de los perros para detectar la débil radiación térmica de sus presas. Los investigadores entrenaron a tres perros para diferenciar entre dos objetos de diferente temperatura, uno a 31°C y otro a temperatura ambiente, a una distancia de 1.6 metros. Los perros, incapaces de ver u oler las diferencias, lograron identificar los objetos calientes, demostrando su habilidad para detectar el calor.
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En una segunda fase del experimento, se realizaron escaneos cerebrales a 13 perros de diversas razas mientras se les acercaban objetos que emitían radiación térmica. Los resultados mostraron que la corteza somatosensorial izquierda de los perros respondía a estos estímulos, pero no reaccionaba a objetos con temperatura neutra.
Una herencia de los lobos
La capacidad de detectar calor podría ser una herencia de sus antecesores, los lobos grises, que utilizaban esta habilidad para localizar presas en la cacería. La nariz de los perros, rugosa, húmeda y más fría que la temperatura ambiente, está llena de nervios que les permiten percibir la radiación térmica, una característica que comparten con pocas especies del reino animal como ciertos escarabajos, serpientes y murciélagos.
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La combinación de su conocido olfato agudo y esta nueva capacidad para detectar radiación térmica podría explicar cómo los lobos han dominado históricamente sus entornos, superando a otros grandes depredadores como los leones. Sin embargo, se necesita más investigación para determinar si esta capacidad es común en todos los perros domésticos o solo en aquellos que aún requieren esta habilidad para la supervivencia.
Este descubrimiento no solo subraya la sofisticación del órgano sensorial de los perros, sino que también ofrece una nueva razón para admirar y apreciar a nuestros fieles compañeros. Con más de 800 razas conocidas, cada una con sus características y habilidades únicas, los perros continúan asombrándonos con sus capacidades extraordinarias y su lealtad incondicional.